Jorge Juan nació hace treinta y cinco años en la ciudad de Valencia. Criado en una familia de clase media, hijo de diplomático y de una afamada pintora francesa pronto emigró a Roma con su familia. Desde niño se le vieron aptitudes en distintas disciplinas, estudió arte y comenzó una brillante carrera como escultor que en su adolescencia abandonaría ante la desilusión de todos sus conocidos. El pequeño Jorge Juan era ya un adolescente y quería vivir la vida. Roma se le había quedado pequeña. Emigró a Milán dónde le esperaba su tío Federico, un distinguido aristócrata. En Milán estudió Diseño Industrial y Económicas, convirtiéndose en poco tiempo en unos de los solteros de oro de las altas esferas milanesas.
Tras una época algo alocada en la que Jorge Juan se centró más en las mujeres y la bella vita de la capital italiana, emigró a Nueva York. En la Gran Manzana trabajó mucho y bien convirtiéndose en unos de los diseñadores más importantes del mundo. El veinteañero Jorge Juan, que poseía todo lo que siempre había deseado tuvo de repente una extraña revelación, necesitaba un cambio en su vida, algo diferente.
Y así sucedió. El cambio fue asombroso, ni sus mejores amigos hubieran imaginado lo que iba a hacer. Jorge Juan que por entonces rondaba la treintena, se fue a vivir a una pequeña aldea de la selva amazónica de Brasil. Durante dos años convivió con un grupo de gente muy alejado de lo que conocía hasta ahora. Era prácticamente una tribu. Jorge Juan recuerda aquellos años como “la época más gratificante y enriquecedora de mi vida”. Los que fueron a visitarle recordaban que aún en la selva Jorge Juan siempre desprendía esa elegancia innata que heredó de su madre y que cultivó con su tío Federico.
Pero como siempre, Jorge Juan quería cambios, y ¿cual fue su siguiente destino? Valencia. Una ciudad en la que no había estado en veinte años pero que cómo el dice “siento como mi hogar”. Hay quien dice que la causa de su regreso a Valencia se debe a un romance que tuvo con una famosa presentadora valenciana, pero esto es absolutamente falso. En un año de vida en la ciudad, Jorge Juan se ha obsesionado en convertir Valencia en la capital del estilo. Sin ninguna experiencia en política, Jorge Juan se propone ganar la alcaldía de Valencia para convertir a ésta en una ciudad bella y feliz.
Algunos lo ven como un loco caprichoso, otros como un soñador. Lo único que está claro es que Jorge Juan siempre consigue lo que se propone, estamos ante un triunfador. Prepárense porque ha llegado el hombre del estilo.
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