Vas por la calle y te encuentras con Ana Belén y Víctor Hugo, y sin venir a cuento se ponen a cantar: «Mírala, mírala, mírala, la puerta de Jacometrezo.» Tú, en un estado de ánimo completamente subjuntivo, te quedas flácido, y le preguntas a ella: «¿Tienes chubesquis?». Ella se hace la comunista para disimular, y mientras, vas comprando alcancías y más alcancías, para que Víctor Manuel, sobrino de Carrillo, se fume un Davidof con su abuelo en la mina. ¡Y aquí viene el timo!: Mientras tú te subes en el tranvía, Víctor, el cuñado de la suegra de Massiel, llama a sus aurigas y, cuando te quieres dar cuenta, Belenita y Victorín han vendido la puerta de Alcalá por cuatro millones. Carlos III se indigna, ¡y con razón!, y le pide cuentas al alcalde de Zalamea: «¡Pero qué haces, Perico!, ¡que yo no puedo estar en todo, hombre!».
Luis Sánchez Polack
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