Oh, es él

Es el único capaz de sacarle varios metros a su sombra y de adelantar a una flecha. Regatearía, de cerca, las balas de una ametralladora. Es el granero de goles del Barça. Los hace de todos los tipos. De falta directa. Como Maradona. De jugada personal. Como Maradona. De vaselina. Como Maradona. Con solo 22 años, nadie, entre los grandes, tiene un palmarés de club como él. Solo le supera Pelé con dos mundiales a esa tierna edad. En la tierra hostil del área, es fugaz y pega unos cambios y unos giros en plan los efectos especiales de Matrix . Es peonza y misil, a la vez. Si Romario llevó los dibujos animados al verde, él es el inventor de la ciencia ficción sobre el césped. Su único eco es el gol. Es tóxico para porteros, defensas, sistemas, un virus. Es Fred Astaire sobre una moneda de cinco céntimos. Y le sobran espacio y dos céntimos. Se asocia con el aire y hace paredes con el viento. Es un tahúr fantástico, propietario de la gambeta imposible. Solo juega en décimas de segundo. Cambia los partidos, transforma a su equipo y modifica la historia del fútbol. Su pierna izquierda es una vara de zahorí. Puede representar él solo todos los papeles de El lago de los cisnes , este Nureyev del área pequeña. Hace lo que quiere con la pelota, y encima es buen tipo y no le hace la pelota a nadie. Saben a quien pinto, ¿no? Este loco bajito es un acelerador de partículas en la pasarela de tiburones del área. Sale a jugar como si lo soltasen en el recreo, el rayo que no cesa .

César Casal.