Futurama

La cadena de televisión concedida por Rodríguez Zapatero a un grupo de jóvenes empresarios de la comunicación, que tienen en común ser de su misma generación y asiduos visitantes de fin de semana a la Moncloa, esconde una pista a seguir para hallar el detonante en que se inspiró la oferta de repartir 400 euros entre los asalariados y los pensionistas a cambio del voto. El presidente del Gobierno ha manifestado en varias ocasiones ser un ferviente seguidor de la parrilla de La Sexta y de sus comentaristas deportivos. Esta cadena emite a la hora en la que las demás cuentan las noticias del mediodía una serie futurista de dibujos animados, Futurama, ideada por los creadores de Los Simpson a finales de los noventa.
Estamos en el año 3000, hemos conquistado varias galaxias, hay un gobierno mundial controlado por los antiguos Estados Unidos y la luna es un parque temático como lo era el de Disney en el siglo XX. En uno de los capítulos de Futurama emitidos por La Sexta este mes de enero, el presidente del Gobierno, tras vencer al planeta de los arácnidos, decide repartir a todos los habitantes de la tierra 300 dólares para celebrar la victoria y garantizarse la reelección.
El episodio se titula Trescientos billetazos, que al cambio serían unos doscientos y pico euros. O sea que Zapatero es el doble de dadivoso que el presidente de los terrícolas de Futurama.
Aunque hay una diferencia fundamental: en la serie de dibujos animados, el dinero que reparte el presidente entre los terrícolas es parte del botín conquistado a los malvados habitantes del planeta de los arácnidos, mientras que los 400 euros con los que Zapatero comprará voluntades el 9 de marzo no proceden del cofre de un barco hundido, ni han sido ganados a ningún enemigo alienígena, sino que son nuestros. Nos devuelve lo que antes nos quitó. Y va y nos lo creemos. Una vez más, la realidad supera a la ficción.

Lois Blanco