Las enseñanzas de la velada de Alcorcón

Seguro que muchos de los cuatro millones de españoles zaheridos por el paro abrieron el martes una latita de cerveza y brindaron con una sonrisa a la salud del Alcorcón. Y es que el 4-0 fue un acto de justicia poética, un alarde que cuestiona el modelo de dispendio de Florentino Pérez (aunque tal vez en la extrañísima chosca que encajaron los blancos mediase también el afán de algún gran reserva con mando en la caseta por hacerle la cama a Pellegrini).
El Alcorcón navega por Segunda B. En su campo caben tres mil aficionados. Su jugador mejor pagado gana 40.000 euros por temporada. Raúl percibe 13 euros por cada minuto que respira. Cristiano se va a los 17. El Madrid que cayó en Alcorcón no era precisamente una banda de chaíñas de un saldo: Benzema costó 35 millones de euros (5.800 millones de pesetas); Diarra, 26 millones; Gago, 22; Albiol, 15; Drenthe, 13,5; Van Der Vart, 10. Desde su regreso, Florentino Pérez ha gastado 41.800 millones de pesetas en fichajes.
Lo de Alcorcón es una anécdota: dentro de dos semanas la galaxia Pérez los engullirá en el Bernabéu. Pero invita a pensar en un asunto de más calado: si en la economía real, por ejemplo en ACS, Florentino Pérez hubiese hecho una gestión como la del Real Madrid, la familia March no lo mantendrían ni un minuto al frente de la compañía.
Fuera de los parámetros esotéricos del fútbol, lo que sucede en el Madrid (y en el Valencia, el Atlético, el Deportivo...) no se sostiene. En su primera presidencia, Florentino Pérez heredó una deuda de 227 millones. La enjugó con la venta de la Ciudad Deportiva. Pero cuando se fue el agujero ya era de 443 millones, a pesar del pelotazo inmobiliario. Bajo los estándares de la economía normal, el Real Madrid sería una sociedad inviable: no genera ingresos para cubrir sus enormes gastos, y mucho menos si se dilapida alocadamente. En la era de Zidane, Beckham y Ronaldo 1.º ya se hablaba de los fabulosos ingresos de la venta de camisetas, la supuesta mina de oro del merchandising . Pero la deuda del club se dobló. Las cuentas patinan, los cracs paladean la noche, los despilfarros ofenden a un país tronzado por la crisis... Da igual, todo se da por bueno si hay goles en el circo.
El milagro Florentino se llama pedir créditos a los bancos. No es difícil. La deuda financiera del Real Madrid es ya de 54.300 millones de pesetas. Kaká, Cristiano, Benzema y todos los demás han sido fichados con el dinero de las entidades financieras, que lo recuperarán con intereses, funcionen o no los galácticos. Si llegan los títulos, el presidente sigue (el palco, con la notoriedad que otorga el glamur de las estrellas, ayuda en los negocios extradeportivos). Si el balón no entra, otra espantada y que pande con la deuda el siguiente. Y no ocurrirá nada. Porque la Administración, para sonrojo de todos, sigue pasando de puntillas sobre los cienos del fútbol.

Luis Ventoso