Friday, October 30, 2009

Terremoto de Alcorcón

El dinero no compra la felicidad. Dinero que, por cierto, ni es del Madrid. Es prestado. Por los españoles. Florentino lo vivió en Alcorcón. El talonario no es nada y menos cuando se trata de un juego. Siempre olvidamos que el fútbol no es una ciencia. Es un puñetero juego que endiosamos, porque la vida es muy, muy aburrida. Nuestro circo de los romanos. Solo que a estos gladiadores les pagamos millones para nos hagan olvidar durante noventa minutos nuestras miserias, que suman con la edad. Y los jugadores del Madrid, en este mundo aparte, son los más mimados. Llegaron a Alcorcón muy cabreados, porque el entrenador no había cedido en su decisión de concentrarlos un día antes. Ni siquiera para este partido contra los que ellos creían unos matados de Segunda B. Les hizo estar igual 26 horas en un hotel de cinco estrellas, noche incluida, cuando los capitanes le habían pedido lo contrario. Les pareció intolerable. Y ¿quiénes son esos capitanes? Personajes tan peligrosos como Guti y Raúl. Guti es el ejemplo perfecto de que nunca tanto talento sirvió para tan poco. Solo vale que lo despidan ya. Y ¿Raúl? Es una mafia del vestuario. ¿Por qué el vestuario de España pasó de la ponzoña a la alegría tan pronto como se fue Raúl? Y ahora Cristiano dice que él no es un salvapatrias. Lo triste es que son millones los que creen que los equipos de fútbol son efectivamente patrias. Cuando solo se trata de un juego que ha degenerado en negocio sucio.
César Casal

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