Thursday, April 16, 2009

Apatruyando la ciudad



La conexión coruñesa de Torrente

Un corto realizado en la ciudad en 1995 está emparentado con la primera parte de la película de Segura, estrenada dos años después
Tranquilo, amiguete Segura, que en A Coruña nadie te acusa de plagio. A lo sumo, se habla de un parecido razonable entre «Apatruyando la ciudad», cortometraje rodado en la ciudad en 1995, y «Torrente, el brazo tonto de la ley», la película más taquillera de la historia del cine español, estrenada un par de años después con palomitero éxito de taquilla.

«Aquí nadie acusa a nadie, si no el caso estaría en los tribunales», precisa Sergio Pereira, codirector de Apatruyando la ciudad. Este coruñés se limita a recitar una serie de «simpáticos parecidos razonables» entre este corto y la primera parte de la película, cuya secuela acaba de estrenarse. Quien haya visto los dos, puede detectar esas conexiones.

Ambas cintas están protagonizadas por policías que acaban desarticulando una red de narcotráfico. El coruñés, Josito, es un municipal tontorrón sobre el que llega a pesar la amenaza de la expulsión. El madrileño, Torrente, un listillo ex-policía nacional expulsado del cuerpo años atrás. Sus padres son disminuidos físicos, ambos se meten cocaína, ligan con mujeres imponentes pese a su escaso atractivo y tienen ensoñaciones con bellas señoritas. Además, en los dos casos hay escenas que transcurren en salas de juegos y peleas en sendos locales nocturnos.

La historia arranca en «1993 ó 1994», rememora Pereira, cuando Santiago Segura visitó la ciudad porque el CGAI proyectó sus cortos. Juan Lesta, el otro director de la película, lo entrevistó en una emisora local. El madrileño anunció que preparaba un proyecto sobre un policía facha amante de la rumba y El Fary que conducía su coche al ritmo de una canción titulada Apatrullando la ciudad. Hasta cantó Segura un pedazo del tema.

«Nosotros estábamos entonces en la Escola de Imaxe e Son y teníamos pensado hacer algo sobre un policía local tonto», explica Pereira. Llamaron a Segura después para decirle si podían emplear la frase Apatrullando la ciudad, y éste dio su OK. También le pidieron que diese vida al padre del agente. No pudo, pero envió un vídeo en el que hablaba de la historia de Josito y aparece en el corto como narrador.

«Lo que nos dolió -se queja Pereiro- es que, tiempo después, declaró en la prensa que le habíamos copiado. ¡Pero si le mandamos el guión! ¡Pero si la hicimos antes!». «La única escena -añade- que tenía clara cuando lo conocimos es ésa en la que Torrente sueña que se desembaraza de unos negros tirando una chuleta».


Rubén Ventureira

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