De pronto, un candidato que hoy se examina en las urnas... medía lo mismo que Clint Eastwood, seis metros de altura. Sucedía hace unos días, en una pantalla de los cines Área Central cuya retahíla de trailers tuvo paréntesis de publicidad electoral. Sí, los cinéfilos tienen derecho a votar en algo más que porras de Goya y Oscar. Habrá tiempo de sobra para comentar la película política, la otra, la de Eastwood, se titula El Gran Torino y traza la historia de un abuelo que no ha olvidado cómo se dispara y evoca a su nieto Harry El Sucio. Claro, un mito tiene su peso y mucho más en tiempos de quebranto. Hace ocho días, La Dos me alegraba el día sin necesidad de encañonarme con un Magnum 44, aquel icono fálico que abría la boca del justiciero Harry, personaje de verbo parco y sombra larga cual perfil al sol de Almería. TVE recordó que... allí, en el secarral de Andalucía, Eastwood debutó en el cine europeo. A mediados de los años sesenta, su cara de palo ya salía en la televisión estadounidense con la serie del jinete Rawhide, pero un día aceptó venir a Europa para protagonizar Por un puñado de dólares, estilizado espagueti wéstern firmado por Sergio Leone, plagio de Yojimbo, cinta del genial Akira Kurosawa... En los reportajes de La Noche Temática, los directores italianos contaron sus trucos para crear el género que enterró con arena de hiperrealismo el wéstern de la melancolía trascordada. Y gráfico como un balazo almeriense, un extra simuló caídas tras un disparo para medir la distancia entre cine clásico y narrativa setentera amiga del televisor. El reportaje recordó que el subgénero del espagueti fue creado en Alemania antes que en Italia, tanto que llegó a popularizarse entre el público alemán del Este un estilo donde los indios siempre ganaban, generándose además el héroe con saga que luego inspiró fenómenos italianos como Django. El otro documental glosó la carrera seria de Eastwood. Entrevistado en su rancho de Oacland, el actor y director fue cargando hacia la derecha cada vez que sacaba a pasear su pensamiento, con frases como... `Me repugnan los perdedores porque siempre ponen excusas para justificar su fracaso, su miedo a triunfar...'. Sentencia que encajaría bien en la mandíbula seca de Harry El Sucio, después de todo, Estados Unidos es país de armas y estrellas. Al margen del espíritu zalamero que suele hilar ese tipo de documental biográfico, Eastwood coló curiosidades de sus rodajes y reivindicó el personaje de Los puentes de Madison como el ser de ficción más cercano a su persona. 'Antes, solía perderme con mi camioneta por ahí, localizando paisajes para mis películas y acampando en los montes aunque nunca me encontré a un ama de casa italiana.... .. , dijo socarrón. Esta noche, sabremos lo que encuentra cada candidato.
Xabier Martinez C
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