Yo objeto
como padre preocupado por la educación de mis hijos tengo derecho a objetar de aquellas asignaturas que pueden perturbar su desarrollo.
No quiero que estudie Matemáticas, porque en trigonometría enseñan senos y cosenos. No quiero que estudie Literatura, porque el Oscar Wilde era un gay de esos. No quiero que estudie Geografía porque le enseñarían los golfos y no creo que sea un ejemplo a seguir.
No quiero que estudie Historia, porque los griegos también eran gays de ésos.
No quiero que estudie Religión, porque Dios probablemente no exista o sí exista y mi hijo puede acabar hecho un lío. No quiero que mi hijo estudie química, no vaya a ser que un día se ponga a imitar al Flippy ése y me incendie la casa. No quiero que estudie Inglés hasta nos devuelvan Gibraltar, y no quiero que estudie Francés, porque los gabachos me caen mal.
Bien, una vez que ya he protegido a mi hijo de influencias nocivas, que empiece de una vez a darles patadas a un balón a ver si se hace rico y me jubila de una vez.
Juanpe
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