Lo del porno hecho en casa es una fiebre sin denominación de origen. Igual
puede hacerse aquí que en Francia, Estados Unidos, Tokyo y Tombuctú. Eso sí,
se caracteriza porque sus actores son gente corriente, de la calle, que se
filman sus polvos con una cámara de video, de ahí el morbazo que tienen, por
lo de ver cómo folla -sin trampa ni cartón- gente que podría vivir contigo,
en tu misma escalera.
En España esta pintoresca moda aterrizó hace un par de años, cuando los res-
ponsables de Fisgón Club decidieron poner anuncios en la prensa y la televi-
sión para comprar a cualquier desvergonzado sus polvos con la parienta. Ahora
acaban de editar un nuevo desvarío de mete-saca autóctono y gamberro que lleva
por título "CHORIZO DE CANTIMPALO"
"Chorizo de cantimpalo/El juguete del rey Gaspar": Sodomía contundente para
la guapa actriz del primero (mientras su novio le mete también un consolador
por delante) y disfraces descojonantes para el segundo. Un buen programa doble
para disfrutar la noche del sábado con tu pareja. No lo dudes, pillastre.
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