¡Si, amiguetes! Todos sabemos quien es Aldrin ¿no?Aldrin fue la segunda persona en pisar la Luna después del comandante de la misión, Neil Armstrong, y los dos pasaron cerca de 20 horas sobre la superficie lunar antes de regresar al módulo de comando Apolo, donde Michael Collins les esperaba en la nave(nada que ver con el IRA)También sabreis que hay una serie de gente que no se cree que llegasen a la luna. Se les suele denominar Apoloescépticos e inspiran libros, películas, tebeos y hasta videoclips.
Esta noche el
Gran Gurú Iker Jimenez ha hablado de ello pero lo que me gustó es el video en el cual un religioso escéptico del alunizaje le exije a Aldrin que jure que haya estado en la luna. El religioso incrédulo(tiene pelotas...) llevaba una biblia para mayor envergadura de sus actos....¿el desenlace? ¡Vedlos vosotros mismos!
Lo que no sé es si puso la otra mejilla.....Sly, ya has finalizado el rodaje de tu peli?Es que ese directo de Aldrin merece la pena verlo en pantalla grande....
3 comments:
Pues, en mi opinión, Aldrin hubiera hecho bien en devolver el guantazo al predicador, porque el Señor dijo que nos portáramos los unos con los otros como hermanos, no como primos...
La verdad, me importa poco si el hombre llegó a la luna o no. Lo que me ha asombrado últimamente es que hay un planeta enano, más allá de Plutón, al que han bautizado con el nombre de... ¡¡Xena!! No sabía yo que los astrónomos eran tan frikis.
No, si el que dió el guantazo fue Aldrin....
Tienes razón (di a "publicar" por error cuando estaba reformando el comentario; es lo que tiene escribir de madrugada).
Quería decir que supongo que Aldrin hizo bien en darle el derechazo al predicador, porque menuda falta de respeto perseguir con la Biblia a un ex-astronauta de la tercera edad para insultarle. Y que no creo que el Señor se enfadara con Aldrin por el asunto, porque una cosa es portarse como hermanos y otra como primos.
Apuesto a que al predicador no le quedaron ánimos (o dientes) para responder... Además, habría sido otra falta de respeto, ponerle la mano encima a un respetable anciano, por muy mala leche que tenga. Y poco prudente, vista la buena forma en que se encuentra.
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